
Los instantes previos a la actuación de Mickey Rourke se equiparan a los de Marisa Tomei y –finalmente- al recorrido que realiza el protagonista antes de salir a despachar como dependiente de una charcutería. Alguien debió de pensar que la cosa no estaba clara y subrayó ese último con el sonido extradiegético de una multitud expectante. Una pena.
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